miércoles, 7 de diciembre de 2016

Capítulo 1.



Él es Franco, sí, el guapísimo gato de la imagen. Tiene dos años de edad y le encanta comer, tanto que miren, hasta se quiere devorar mi pobre mano. Sin embargo, hoy no hablaré sobre el voráz apetito de mi gato, sino de las tonteras que me hace a diario, a parte de los otros seis demonios también felinos que habitan en casa......

Ésta mañana he despertado temprano, y no es porque me haya ayudado la alarma, sino más bien un chorro de orina de mi queridísimo gato, Franco. Lo peor no es que me meó en la cara, sino que al momento abrí la boca para protestar y algo salado y asquerosamente amargo entró, mi paladar lo pudo disgustar, y vaya que no es algo que sea del disfrute.

Estuve enojada con él, hasta le di varias palmadas en sus caderas. Mi madre estaba presente -aunque dormida-, así que no tuve que contarle mucho sobre lo ocurrido cuando ella por mi grito, al final tuve que ducharme. Admito que me sentí humillada, no es para nada bonito que te meen encima, creánme.